Sí, sí, del mismísimo Miguel de Cervantes Saavedra.
Cuando lo cuenta por ahí, la gente se sorprende, como si hubiera dicho:
—Soy descendiente directo de Pikachu.
¡Pues no, señora! Cervantes existió, Pikachu no… aunque, eso sí, Pikachu sigue generando más royalties.
Ángela intenta honrar el apellido familiar, aunque, seamos sinceros, Miguel escribió Don Quijote y ella… bueno, ella una vez escribió un microcuento en Twitter.
Con faltas de ortografía.
Miguel revolucionó la literatura; Ángela, como mucho, revoluciona los grupos de WhatsApp con stickers.
Pero ella es terca —de familia viene, claro— y acaba de escribir una novela protagonizada por Alejandro Amenábar.
¿Por qué?
Porque según ella, “si él retrata a mi familia en su última peli, El cautivo, yo puedo retratarle a él en un libro”.
Esto ya no es literatura, es venganza editorial.
Ahora, la trama tiene su miga… porque Ángela está convencidísima de algo:
Amenábar es heterosexual.
Sí, sí, como suena. Heterosexual en secreto.
Según Ángela, existen pruebas: entrevistas, declaraciones, y una mirada sospechosa a Penélope Cruz en los Goya de 2004.
Su prueba estrella es una entrevista en la que Amenábar dice:
—“Me encantan las películas de John Wayne”.
Y Ángela, emocionadísima, me grita:
—Ahí está la clave. John Wayne. Vaquero, hetero, machirulo.
Yo intentando calmarla:
—Ángela, cariño, también puede significar que le gustan los caballos. Relájate.
Según su teoría de la conspiración, en el cine español se liga tanto que Amenábar, en un momento dado, cogió miedo:
Miedo a que un novio celoso le soltara un bofetón, o a que le pusieran una denuncia por comportamiento inapropiado, como a Carlos Vermut.
Entonces tuvo una especie de epifanía cósmica y pensó:
“Si finjo ser gay, estaré a salvo. Nadie me va a perseguir”.
Como si la orientación sexual fuera un chaleco antibalas.
“Uy, vienen a pegarme… espera, que me pongo en modo homosexual, nivel experto”.
Ángela, por supuesto, quiere convertir todo esto en una tesis doctoral.
Título provisional:
“Del armario al taquillazo: heterosexuales encubiertos en la industria cinematográfica española.”
Suena como a película de Almodóvar, pero con subtítulos de Cuarto Milenio.
