Mucho antes de rodar La Pantera Rosa o El guateque, Blake Edwards soñaba con tenerlo en su reparto. El problema: Peter Sellers no decía que sí a un papel sin consultar antes con el astrólogo Maurice Woodruff, su oráculo particular. Un señor que veía el futuro… siempre que le pagaran por adelantado.
Su negocio consistía en alinear planetas con la cartera de los directores: si le soltaba pasta, recomendaba a Peter Sellers aceptar el papel. Si no, Mercurio retrogradaba y adiós contrato.Total que Blake Edwards, harto de que los astros no se pusieran de su lado, decidió hablar el idioma universal: billetes contantes y sonantes. Sobornó a Woodruff para que le soltara al actor una profecía infalible: “Una persona con las iniciales B. E. será clave en tu vida”. Edwards imaginaba a Sellers cayendo en sus brazos como si fuera Cupido con claqueta.
Pero resultó que Peter Sellers en lugar de pensar en Blake Edwards decidió que las iniciales correspondían a Britt Ekland, la inolvidable actriz sueca de curvas y carisma nórdico. Y ni corto ni perezoso… se casó con ella. Así era Sellers: imprevisible, supersticioso y capaz de darle la vuelta al destino como si fuera una de sus mil caras en pantalla.
Cien años después, su leyenda sigue viva.
