Sí, sí. Han cancelado al autor de Sandman. Y como es el dios del sueño, pues claro… si se cae el dios, se cae el universo entero. ¡Todo el Reino del Sueño a tomar por saco! Poco importa que en una época en la que todas las ficciones suenen a mil veces vistas se emita una fresca y original, en la que el protagonista pide a William Shakespeare que escriba “El sueño de una noche de verano” para representarla ante Titania y Oberón, reyes de las hadas. No sea que alguien se interese por la cultura.
¿Os habéis dado cuenta de que ya no sabes si una serie va a tener nuevas temporadas… o si va a desaparecer antes de que termines el primer capítulo?
Vivimos en la era del spoiler instantáneo y la cancelación exprés. Antes una serie necesitaba mala audiencia, críticas desastrosas, una invasión alienígena. Ahora basta con que a alguien en Wisconsin le moleste el color del sofá del protagonista. Cancelada.
He hecho una lista. Motivos reales por los que pueden cancelar una serie hoy en día:
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Porque tarda en arrancar.
Capítulo uno: presentación. Capítulo dos: conflicto. Capítulo tres: personaje muere. Capítulo cuatro…
Netflix: “Demasiado lenta. Cancelada. La gente prefiere algo más directo. Como un tiroteo en el minuto 1 y una escena de sexo antes de los créditos”. -
Porque la ve poca gente.
¿Poca gente? ¿Cuánta es poca?
“Bueno, sólo la han visto 18 millones de personas en los primeros cinco días.”
Ah, perdón. Creía que había que llegar a “toda la población de Brasil” para que valiera. -
Porque no se puede monetizar con funkos.
Si tu protagonista no puede convertirse en muñeco cabezón, no interesa.
Drama rural con actores mayores: cancelada.
Gato ninja interdimensional con espadas que lanza chistes: renovado siete temporadas. -
Porque el algoritmo se ha enfadado.
Sí, porque ahora las decisiones las toma una inteligencia artificial.
“¿Esta serie es buena?”
La IA analiza: mujer protagonista, no es rubia, no lleva capa, no hay dragones.
Algoritmo: “No me representa. Cancelada.” -
Porque el actor ha dicho algo raro en redes en 2012.
“Hola, soy el secundario número 6. En 2012 puse un tweet que decía ‘Me gusta la pizza con piña’.”
Respuesta: “Fuera. Monstruo. La serie también fuera. Y el pizzero, también cancelado.” -
Porque la gente no la entiende.
“Es que es muy rara.”
Es que Dark tenía más árboles genealógicos que Juego de Tronos, un agujero de gusano, y aún así tú la viste entera.
Pero una serie sobre poetas existencialistas que viajan por Europa en un tren de vapor y hablan en susurros… esa, no. Esa no la acabas. -
Porque era buena.
Sí. Esto es real. Hay series que son tan buenas, tan profundas, tan delicadas, que no encajan en la plataforma.
“Muy artística. Nos da miedo que la gente piense. Mejor cancelarla y poner otra de casas con piscinas y peleas entre cuñados”.
Conclusión:
Ya no sabes si empezar una serie o esperar a ver si sobrevive como si fuera un reality de la jungla.
— ¿La empiezo?
— No, espera a ver si renuevan la segunda.
— ¿Y si no?
— Pues te la cancelas tú solo en el capítulo 5, como un campeón.
Porque en 2025, ver una serie es como empezar una relación: ilusión, entusiasmo, y al mes… abandono y silencio por parte de la plataforma.
