1. Por ejemplo, Ryan Reynolds. Ese tipo no actúa, simplemente se para frente al espejo y dice: “Ok, hoy soy Deadpool, pero me he hecho amigo de Pikachu”… o “Deadpool, versión robot con IA”. Y algún crítico escribe: “¡Qué versatilidad!”. Pero, hermano, ni cambia el tono de voz. ¿Para qué?
2. Después está Dwayne Johnson. Siempre es… The Rock. ¿Película en el desierto? The Rock con arena en la cara. ¿En el espacio? The Rock flotando, pero sigue siendo The Rock. ¿Película de papá sensible? The Rock con una niña, rompiendo cosas con amor. Punto.
3. Michael Cera… pobrecito. Ese hombre nació confundido y nunca lo superó. Parece que se perdió buscando el baño y terminó en un casting. Por ejemplo, aparece en Barbie y, la verdad, ni Barbie sabe qué hace ahí. Le tengo cariño, pero siento que si lo abrazo se me deshace como algodón de azúcar.
4. Jennifer Coolidge es otra cosa. Diosa, reina, la encarnación del descontrol glamoroso. Ella no actúa, ella flota. Habla como si acabara de salir de una siesta de 15 años. Y cada línea que suelta parece un proverbio de TikTok: “Los marcianos, los marcianos me están intentando matar”. Eso no lo escribió un guionista, eso lo canaliza Jennifer desde otro plano.
5. Keanu Reeves, el hombre más querido de Internet. Dice tres palabras por película y aun así terminas llorando y aplaudiendo. “Yeah.” “Guns.” “Whoa.” Un Shakespeare moderno, pero con balas y sin articular demasiado.
6. Jason Statham ni actúa, amenaza a la cámara. Siempre con cara de que te va a partir la cara por deberle 20 euros. Es como si lo clonaran y lo pusieran en todas las películas: “Transportador furioso y letal 7: esta vez en el fondo del mar”. Y funciona. No lo toquen.
7. Sumemos a Seth Rogen, el amigo fumado por excelencia, con risa de rinoceronte asmático y cara de que acaba de despertar de una siesta de tres días. Ya ni hace personajes, aparece y sabés que va a haber marihuana, caos y alguna caída épica o un grito de “¡tío!”.
8. Samuel L. Jackson es el mismo siempre: intenso, gritando “motherf***er” como si fuera una marca registrada, y te hace creer que él es el que manda. Puede ser Jedi, espía o el tipo que te lee el GPS, y aun así, si te dice “gira a la izquierda” lo haces aunque estés en la ducha.
9. Jack Black tiene la energía de un niño hiperactivo con café en vena. Caótico, adorable, ruidoso y seguro improvisando el 80% del guion, pero aun así te regala escenas que parecen sacadas de un Oscar… o de un TikTok viral.
10. Y no puedo olvidarme de Adam Sandler, que sigue con la misma voz tonta desde 1996, sudadera y bermudas, gozando de vacaciones pagadas permanentes. Pero ojo, que de vez en cuando te suelta un peliculón como Uncut Gems que te deja llorando con la cara de Billy Madison.
Que sigan así, porque si yo pudiera cobrar millones por ser yo mismo con una peluca diferente en cada película… también lo haría.
