El director de La sociedad de la nieve, nominada a dos Oscar, defiende lo obvio, que si quieres rodar cine y series deberías tener inquietudes por conocer qué se ha hecho antes, y cómo han avanzado las producciones audiovisuales. Querer hacer filmes sin base no tiene sentido. Al igual que los arquitectos que conozco si pueden se escapan a Vicenza para ver en vivo los edificios de Andrea Palladio. Pero no sólo ocurre en las disciplinas artísticas. Hasta el dueño del bar al que acudo habitualmente se recorre a veces los negocios de la competencia, pues considera vital saber qué sirven y a qué precio, no sea que esté haciendo el tonto cobrando de más por género de peor calidad.
“Me pregunto yo si algún día vuelvo a dar clase en una escuela de cine qué tipo de alumno va a venir”, afirma Juan Antonio Bayona. “Porque llegan alumnos a las escuelas que no tienen conocimientos básicos de cine. Les hablas de David Fincher y no saben quién es. Y dices tú, pero entonces, ¿por qué haces cine si no ves cine? Creo que ahí hay que empujar de la mejor manera posible para en la medida en que podemos, educar al público”.
Ejercí como profesor de Historia del Cine en una importante escuela hace años. Puedo atestiguar que la gran mayoría pese a tener el privilegio de estudiar algo divertido, desconocía por completo no ya a John Ford, Orson Welles o Howard Hawks, sino que apenas podían citar dos películas dirigidas por Steven Spielberg. En una era en la que resulta más fácil que nunca encontrar cualquier película y visionarla en una plataforma dentro de dos minutos, paradójicamente a nadie le interesan los títulos que han hecho avanzar el Séptimo Arte.
Para mí lo peor no era que no hubieran visto películas, sino que carecían de cualquier propósito de enmienda o interés. Un ejemplo, un dia acudió al centro para dar una conferencia Emilio Ruiz, diseñador artesanal de efectos especiales, que había trabajado sobre todo con David Lynch, pero también en Conan el bárbaro, Doctor Zhivago, Rey de reyes y Lawrence de Arabia. Pues bien, me encuentro con alumnos en grupo que me dicen… ¡que se van al bar!
Me quedo con las declaraciones de uno de mis antiguos alumnos, Kiko Vega, una de las grandes excepciones, pues ya entonces consumía cine a espuertas. “Llegué a Madrid en 2002 para estudiar cine y en mi primer año coincidi con un panoli que no sabía quién había dirigido Star Wars.Tiene más de quince mil seguidores aquí y es más tonto que hace veintidós años”. Pues bien, puedo atestiguar que el tipo todavía se puede considerar de la élite intelectual, pues… ¡otros ni siquiera sabían qué era Star Wars!
Eso sí, alguno de ellos en la actualidad rueda cine. Y sí, sus películas resultan en su opinión absolutamente indispensables, así que… ¡todo el mundo debe verlas! Pues yo lo siento, pero no espero mucho de ellas así que… ¡me quedo en el bar!