Ahora, Diana Bustamante, coproductora de la película y exdirectora del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, ha remitido una carta a los medios en la que arremete duramente contra el certamen malagueño y defiende la presunción de inocencia del realizador estadounidense de raíces latinas.
“La decisión de retirar de su sección oficial la película El día es largo y oscuro por el Festival de Cine de Málaga decepciona y desconcierta, además de ser ofensiva para el amplio y diverso equipo de trabajo que participó en su realización”, explica la misiva. “Aunque las películas tengan la firma de una persona, cualquiera en el medio sabe que esa es una convención en la que, además, se sostiene todo un sistema jerárquico, ese que queremos reconvertir desde muchos lugares. Apoyo firmemente todos los esfuerzos encaminados a erradicar las prácticas nocivas derivadas de ese sistema jerárquico del cine, incluidas, por supuesto, las violencias de género. Pero con la misma firmeza, a veces, es necesario estar en desacuerdo con procedimientos abusivos que se escudan en la indudable legitimidad social de una causa”.
Bustamante, que está detrás de importantes películas colombianas comoMemoria, y que debutó como directora en 2022 con Nuestra película, asegura que el propio Julio Hernández Cordón informó al Festival de Málaga de los hechos en una comunicación remitida el 13 de febrero, y que en esa carta reconocía su responsabilidad, “su compromiso de restitución y el proceso que ha llevado en los últimos dos años para corregir comportamientos que llegaron a afectar a las mujeres, todas parejas permanentes del director. Sorprende entonces que el evento tome una decisión de este tipo, que siendo de carácter supuestamente preventivo, también tiene el matiz de castigo colectivo a todo un equipo de trabajo”, explica la cineasta.
“Que un festival de cine determine que una persona es un victimario y lo considere un peligro, no habiendo mediado investigación o conversación alguna al respecto, además de desdecir de la cultura como un espacio dialógico y capaz de asumir la complejidad del mundo, constituye una difamación y repercute en la cancelación y la censura, ya no de un individuo sino de una obra colectiva”, critica. “Lo anterior no niega de manera alguna el dolor y la afectación de quienes se consideran víctimas de cualquier violencia de género, pero como en cualquier hecho humano, debería mediar la perspectiva y el intento de acercar a las partes en conflicto, la búsqueda de alternativas de resolución y reparación, y no únicamente acciones punitivistas, o de cancelación como en este caso”.
“”Las instituciones reaccionan por el temor al click o al juicio público, y por esa razón se cancelan personas, proyectos, obras y formas de pensar. Rechazo totalmente la violencia de género, como mujer la he tenido que vivir dentro de una sociedad organizada en torno a códigos machistas. Sin embargo, es importante preguntarnos por cómo opera la ‘justicia de redes sociales’ y de titulares de prensa y cuestionar esta nueva reactividad, por la que instituciones de todo tipo, incluso las culturales, reaccionan por el temor al click o al juicio público, y por esa razón se cancelan personas, proyectos, obras y formas de pensar. Creo en el arte precisamente porque nos invita a no ver el mundo en blanco y negro, y nos ayuda a ahondar y considerar matices. ¿Cuánto tiempo dura la pena social a este tipo de hechos?”,”, concluye el texto de Diana Bustamante.