Ese lugar donde los libros salen de las estanterías y los autores salen de sus cuevas. Cada vez acuden menos amantes de la literatura de los que huelen los libros como si fueran vinos de alta gama, sustituidos por los que van sólo por las fotos para Instagram, pero no les preguntes quién es Cervantes. Dentro de nada habrá frikis disfrazados de personajes de sus libros favoritos, como en la Japan Weekend.
La Feria del Libro de Madrid siempre coincide con ese periodo mágico de Madrid donde el tiempo decide que el sol y la lluvia deberían turnarse cada media hora. Así que, un minuto estás disfrutando de la lectura bajo el sol, y al siguiente, protegiendo tu libro recién comprado con tu vida mientras corres en busca de refugio.
Abundan los autores firmando libros. Qué espectáculo. Algunos son tan entusiastas que les puedes colar tu hipoteca para que te la firmen. Algunos te cuentan su vida, sus aspiraciones y hasta qué han desayunado ese día, pero otros te miran con cara de “compra rápido y vete”. Pero si ves una cola más larga que en la seguridad del aeropuerto en pleno agosto, olvídate de que sea por algún escritor, normalmente estarán esperando a Belén Esteban o a algún influencer de moda.
Hasta el viernes que viene no voy a firmar, pero id y haceros con muchos libros, que sé que vosotros leéis, de hecho me estáis leyendo ahora, pues me da que muchos compran para impresionar a sus amigos en la próxima videollamada.
Y si algún lector habitual de este blog quiere conocerme tiene una gran oportunidad, pues acudo a firmar el viernes 7 (de 21.30 a 22.30, sesión golfa), el jueves 13 (de 19.00 a 20.00) y el viernes 14 (de 18:00 a 19:00). Será en la caseta 148 de Diábolo Ediciones, y podrás conseguir Tim Burton, de Bitelchús a Miércoles, Egipto en el cine, Stephen King. Cine y series del rey del horror y el resto de mis obras. Prometo que este año me curraré el tema de las dedicatorias. Es que hay poco espacio en las casetas. Es como intentar escribir en el techo de un auto en marcha. Cuando termino de escribir, parece que he dibujado un electrocardiograma. Los pobres lectores que compraron mi libro deben estar pensando que les di un autógrafo de un doctor en pleno ataque de nervios.