El actor ha tenido que convertirse en maestro de ceremonias improvisado —y en apaciguador de tormentas de maíz— tras los incidentes ocurridos durante los primeros días de proyección de Una película de Minecraft en cines de Los Ángeles. Jack Black, que da vida al pixelado Steve, apareció por sorpresa en el cine AMC Century City para pedir algo revolucionario en estos tiempos de fervor fan: que el público, por favor, no lanzase palomitas al aire cuando en el film su personaje grita “chicken jockey”.
La escena en cuestión, donde un zombi bebé monta una gallina, ha provocado que decenas de jóvenes espectadores decidieran homenajear el momento a su manera: con una lluvia de snacks, gritos y algún que otro pollo (sí, vivo) infiltrado en la sala. Algunos vídeos muestran el apocalipsis cinéfilo en todo su esplendor: refrescos por el suelo, niños subidos a las butacas y acomodadores al borde del colapso.
Jack Black entró en escena de forma teatral, primero con voz disfrazada y luego en modo estrella total, saludando a los presentes con un hacha —de utilería, se entiende— y un mensaje claro: “Hoy venimos a picar piedra, pero sin convertir esto en La purga versión infantil”.
Pese al desmadre, Una película de Minecraft está arrasando en taquilla: más de 550 millones de dólares en menos de dos semanas, y con pinta de convertirse en el primer gran éxito milmillonario del año. Un salvavidas de oro para Warner Bros., que venía de encadenar tropiezos más serios que una caída al vacío.
Las cadenas de cine, mientras tanto, caminan sobre bloques de dinamita. Algunas optan por no prohibir directamente el comportamiento disruptivo por miedo a que la prohibición sea, precisamente, el TNT que lo haga explotar del todo. Ya les pasó con los Minions y sus plátanos, o con los fans de Wicked, que convirtieron los cines en musicales sin ensayar.
Jack Black appears at a ‘MINECRAFT’ movie screening asking fans not to throw popcorn all over the theater. pic.twitter.com/g4eFCEXgD3
— The Hollywood Handle (@HollywoodHandle) April 14, 2025