Se trata de un buen avance, pues entran ganas de ver la película. Podéis verlo vosotros mismos, si no lo conocéis ya.
Pero la distribuidora oculta un ‘pequeño’ detalle. Seguro que el 90 por ciento de quienes hayan visto el tráiler de El color púrpura no se habrán dado cuenta de que… ¡se trata de una película musical! De hecho, está elaborado con esa idea, e incluso se cita que se trata de “una nueva visión del clásico”. O sea sí, se trata de una nueva visión… ¡con canciones! Al parecer, se tiene la sensación de que en España no funcionan del todo bien las películas en las que los protagonistas salen a la calle, se ponen a bailar, y todos los viandantes se saben la coreografía y le siguen. Y eso que este fin de semana Chicas malas ha ocupado la tercera posición en el ranking. Y que los musicales triunfan en la Gran Vía madrileña.
Pero nada. Algunas cosas nunca cambian en nuestro país, pues ya se había hecho lo mismo, por ejemplo en Sweeney Todd, el diabólico barbero de la calle Fleet, o con El gran Showman (puedes ver los trailers abajo).
Decidir ir a ver una peli por su tráiler viene a ser como comprar un coche usado por el color de la corbata del vendedor. O como pedirle a una chica/o que se case contigo porque has visto su perfil en Facebook, donde habrá puesto la foto en que la luz le daba de una determinada manera y por motivos inexplicables sale favorecida/o, y donde perjura que tiene intereses muy variados y diversos. O sea, una locura.
Para empezar, el mismo nombre ya es engañoso, porque vamos a ver, se llaman ‘trailers’ o remolques, lo que significa que deberían ir detrás. La denominación viene de que cuando los inventaron los ponían cuando se acababa el film que la gente había pagado por ver. Pero esto duró muy poco porque los avezados exhibidores tras un par de proyecciones se dieron cuenta de que para entonces ya se había ido todo el mundo del cine. Así que decidieron proyectarlos antes, sin cambiar el nombre.