Ante las explicaciones pedidas por RTVE, la autora de la novela en la que se basa la serie británica asegura que su debut literario, que se publica este mes de mayo, es una obra original de ficción. “Nunca he visto la serie española El ministerio del tiempo, y los títulos idénticos son una desafortunada coincidencia”.
A ver, está claro que la ficción bebe bastante de Doctor Who, una de las producciones emblemáticas de BBC. Entiendo que tuvieran la espina clavada, pero esto es pasarse. La producción patria no tiene como protagonista a un tipo que se reencarna y viaja en una cabina telefónica, ni se titula Doctor Quién, pues en ese caso la habrían denunciado. No es la primera vez que Javier Olivares se encuentra en una situación similar, pues CBS y el estudio Sony produjeron en 2016 Timeless, que también plagiaba el punto de partida de El ministerio del tiempo, así que el caso llegó a los tribunales y se resolvió con un acuerdo extrajudicial en mayo de 2017.
Como esto siga así, los british nos saquean como en tiempos de Francis Drake. A este paso el Rey Carlos III de Inglaterra les dará patente de corso a sus guionistas para que nos roben sin piedad. Imagínense Blue Summer, donde un grupo de niños se embarca en aventuras veraniegas alrededor de la costa española. Ya veo al veterano marinero Whitebait, interpretado por ejemplo por Timothy Spall, que vive en un barco anclado junto a los Acantilados de Dover. Uno de los niños se atreve incluso a bañarse, pero le entra una hipotermia. Seguro que sería una mezcla perfecta de nostalgia y diversión, con un toque inglés de humor sarcástico y tintes de drama.
Y luego estaría Pharmacy on Duty, comedia sobre una farmacia de un barrio desfavorecido londinense. O Chronicles of a Village, sobre un grupo de británicos tratando de adaptarse a la vida rural española, pues por ejemplo aprenderían a bailar flamenco o a cocinar paella. Y en The Phone Booth, un tipo se quedaría atrapado en una cabina teléfonica de Piccadilly Circus, sin que sirvan de nada los esfuerzos de dos bobbies por sacarle de allí.
Cuidado que después de esto vendrán a por Las Meninas para exhibirlas en el Museo Británico… ¡junto al friso del Paternón!