Llamadme ‘raro’, pero yo mismo guardo entrañables recuerdos de cuándo iba a los videclubs a alquilar películas, y me pasaba un rato revisando todas las estanterías. Pero no veo la necesidad de renunciar a la calidad moderna. Imagino que cuando el televisor no dé señal, le darán un manotazo al viejo estilo para que vuelva a funcionar. Como viajar en el tiempo, pero sin necesidad de comprarse un DeLorean. No le he preguntado si no resulta contradictorio que utilicen Telegram para tal fin, ¿no sería más apropiado que utilizaran correo convencional, si es que sigue existiendo, o ya puestos, palomas mensajeras. Podrían mandarse las carátulas en tintas antiguas, como si fueran rollos de pergamino, escritos con pluma de pato real. El toque clásico nunca falla.
¿Irán también a lavar al río con jabón de lagarto? Imagínate, a lo La Casa de la Pradera, mientras nos pasamos el día frotando la ropa con ese aroma tan antiguo que sólo existe en los recuerdos. Propongo también que entre todos reabramos uno de esos inolvidables cines de sesión continua. Pero atención, que tendríamos que proyectar el film en celuloide, de ésos que en tiempos habían pasado ya por otras tropecientas salas, por lo que la imagen tendría más rayas que una cebra. No se podrían comprar las entradas online, claro, tendrías que estar un rato haciendo cola para conseguir que te las vendieran en papel, pero atencion, el pago debe ser en metálico.
Yo reactivaría también el arte de reparar diskettes, como los que contenían los primeros “SimCity” o “Prince of Persia”. Me pasaría todo un domingo intentando recuperar un disco de 3.5 con más grados de suciedad que una camiseta de los años 90. Se impone mantener viva la herencia digital de aquellos días en que el Click-Click del disquete era música celestial. Podríamos reinstalarnos también el viejo Windows 95, y tirarnos horas viendo la pantalla de inicio, hasta que empieza a funcionar, pero mientras tanto nos pasaríamos notas en formato de papel, pues conviene desactivar el WhatsApp.
Cuando vayas al médico, no te olvides de pedirle que te haga la receta en papel, como en los buenos tiempos. Por supuesto, debe escribir con aquella letra ininteligible que por arte de magia sabía descifrar el farmacéutico. Olvídate de los coches eléctricos o híbridos. Vamos a ponerle un motor de vapor a un coche moderno. ¿Por qué no? Vas por la autopista escuchando el sonido de una bocina antigua y con un brillo metálico que hace que todo el mundo te mire como si fueras el protagonista de una película de los años 20.
Me encanta comprar en línea, pero al estilo retro. Imagina que te llega un paquete de Amazon con el logo escrito a mano y en lugar de una caja, te lo envían en un carro tirado por caballos. Para dar a conocer a la gente que lo has recibido, nada de redes sociales, en todo caso le mandas un telegrama a tu amigo.
Por supuesto, he escrito estas líneas con máquina de escribir. He tardado un poco más, pero me he sentido transportado al pasado al escuchar el sonido de las teclas.